Esa Guitarra

La rompió, ese flaco la rompió. Skay tocó en Salta con su banda, Los seguidores de la diosa Kali, y, simplemente, la rompió. ¿Qué quiere decir "la rompió"? "¿Ese es todo el 'análisis' que pensás hacer, pibe?", me podrá decir alguna persona que no estuvo el viernes en el micro estadio Delmi. “Maestro -diré yo- ‘Romperla’, en este caso, implica lo siguiente: una banda ajustadísima, precisa, de-mo-le-do-ra; con un repertorio compuesto por canciones de los tres discos solistas del hombre del pañuelo en la cabeza y sólo tres canciones de su banda anterior”.
Ante un micro estadio a medias (la culpa de que toque ante tan poca gente es de nosotros, no de él) pasaron las canciones de A través del mar de los Sargazos, Talismán y La marca de Caín; los tres álbumes que Beilinson editó en los últimos seis años. "El golem de Paternal", "Tal vez mañana", "Oda a la sin nombre", entre muchos otras se fueron sucediendo en las dos horas de show.
De los Redondos, sólo “Ji Ji Ji”, “Todo un palo” y “El pibe de los astilleros”. ¿Tendrá que ver esto con las distintas realidades de los dos líderes de PR en cuanto a convocatoria? Seguramente.
El Indio Solari toca en grandes estadios y convoca a cincuenta mil personas, entre otras cosas, porque sigue incluyendo en sus recitales muchos éxitos de Patricio Rey -que es lo que la gente, en su mayoría, quiere escuchar. No porque no les guste lo nuevo, sino porque van a buscar las canciones de siempre. .
Skay en cambio, tiene más discos como solista que el Indio, toca más seguido, en lugares mucho más chicos y entrega sólo un pequeño puñado de canciones de PR. Esto lo convierte en “el que se lleva la peor parte" si lo medimos en niveles de convocatoria. Pero en calidad artística no se puede decir que está por debajo. Los discos y el show son la prueba. Una banda liderada por un Skay totalmente desinhibido, histriónico, elegante en sus movimientos y que irradia un magnetismo enorme. Uno no puede sacarle los ojos de encima en ningún momento.
Probablemente la masividad a "escala Solari" nunca llegue para Skay -él mismo se encargó de decir que no la busca ni la necesita. Pero no estaría mal que llegue solita, como un reconocimiento a la trayectoria y a la calidad de la música de un tipo que, al igual que el Indio, siempre se mantuvo en el mismo camino; no estoy diciendo con esto que jamás evolucionó ni quiso cambiar, sino que el viernes estuvimos en presencia de un tipo que, a diferencia de muchos otros músicos que mueven más gente, se mantuvo siempre fiel a sí mismo, entregando obras de altísima calidad, desde que comenzó con los Redondos, hace más de treinta años, hasta estos seis de impecable carrera solista.
El show del año.

Por Federico Anzardi

Fotos: Violeta Gil