Una Banda de Culto es algo raro -difícilmente suene en una estación de radio a las 10 de la mañana de un martes- pero más raro aún es su publico; raro y fiel, por supuesto.
Pero qué es lo “raro” de éste tipo de bandas? Que si bien son reconocidas y alabadas por la critica especializada y por sus propios colegas (muchos de los cuales gozan de gran popularidad, fama y espacios en los medios de comunicación), por otro lado, sus integrantes deben mantener un laburo extra que les permita comprarse el encordado de bajo, el parche del redoblante o pagar el flete que les llevó la bata hasta la pequeña cueva donde se presentaron. En esa pequeña cueva hace unos meses eran 200 tipos enfervorizados porque tocaba su banda favorita; ahora ya no son 200 sino 500 y todo gracias al “boca a boca”, a los flayers, a los avisos en suplementos de rock , afiches, etc. Todo bancado por ellos mismos, todo bancado por ese laburo extra y algún que otro pequeñísimo sponsor.
Eso sí, su música se mantiene inalterable ya que no hay discográfica que les exija dos o tres temitas por disco que no excedan los 4 minutos y que tengan un estribillo “ganchero” para sonar en las radios. Sus discos, en algunos casos, son piezas conceptuales que llevan un hilo conductor entre tema y tema; en otros casos son canciones más introspectivas, prácticamente es imposible encontrar letras con contenidos explícitos, suelen recurrir más a la metáfora (quizás sea esa la razón por la cual no logran ser populares).
Un claro ejemplo de bandas consideradas de culto en nuestro país, puede ser Pez. Banda que lleva 15 años de vida y 10 discos excelentes, según los periodistas de rock; aunque sus integrantes lamentablemente no viven de los discos que venden, ni del merchandising, ni de las entradas vendidas anticipadamente del tour de verano (de hecho en la pagina oficial del grupo se pueden ver los anuncios de clases de piano y batería a cargo de los propios músicos).
El caso de Cienfuegos es muy particular. Es una banda que se forma a principio de los 80’s -muy pibes, punks todos ellos. De repente uno de sus integrantes, Martín Aloe, emigra a España y otros dos, Sergio Rotman y Fernando Ricciardi, se van a tocar con los Fabulosos Cadillacs. Así y todo Cienfuegos nunca deja de existir, tocan cada vez que Aloe pisa suelo argentino (una vez por año con suerte…). Finalmente luego de 10 años de estar (semi) separados, Rotman decide abandonar a los Cadillacs en el mejor momento y dedicarse de lleno a Cienfuegos. Aloe regresó definitivamente de España e hizo lo mismo. Editaron cuatro discos desde el 97’ a la actualidad -ninguno de ellos baja de las tres estrellitas en la sección “critica de discos” de las revistas especializadas-, volvieron a los escenarios, a los sótanos, y el publico nunca fue ni será masivo, sin embargo cada vez que se anuncia una nueva presentación hay más personas que la ultima vez.
Sumo, en un principio, fue calificado como “esa cosa rara que hay que ver”. Imaginate: un pelado italiano que canta en ingles, un guitarrista no muy virtuoso, un bajista que apenas cumple con su función y una baterista mujer(!!). Vas a un show y de repente ese pelado sube al pequeño escenario acompañado por la banda, una guitarra y una cámara de eco; te hacen escuchar canciones de Joy Division (cuando vos no tenés idea de que se trata Joy División). La bola empieza a correr, los periodistas se interesan por ver de qué se trata eso y nunca terminaban de salir de su asombro al ver un nuevo show de Sumo. Cada noche era diferente, especial, “era como ver un partido de fútbol cuando Maradona estaba en su mejor momento, vos sabias que de un instante a otro algo superlativo iba a suceder, sólo había que estar atento” (Tito Fargo D’Aviero dixit). Luego, cuando Luca vuelve a Europa, todos piensan que se había terminado. Pero no, volvió con más instrumentos y nuevas canciones; Con una nueva formación, pero la misma energía y la fluidez sobre el escenario, Sumo logra consagrarse como una de las bandas más importantes y transgresoras del rock nacional. Tocan en el mítico Estadio Obras Sanitarias varias veces y se convierten en “estrellas” (aunque Luca nunca se creyó el cuento).
Hace unos meses una banda considerada de culto también llegó a Obras. Después de 20 años en la ruta y con grandes discos a sus espaldas, los Massacre se subieron al escenario como plato principal de la noche (ya habían tocado ahí, pero como soporte de otras grupos). Presentaban las canciones de El Mamut, su última placa, que cuenta con el apoyo de una importante discográfica (sino la número uno) de nuestro país. “El rock de culto llegó a Obras” fueron las palabras de Wallas.
A principios de los 80’ los integrantes de Massacre eran jóvenes rebeldes que pasaban sus tardes sobre el sakate buscando algún borde donde poder deslizar la tabla, o una piscina vacía para imitar los movimientos de sus ídolos, los Z-Boys. Los fans de Massacre Palestina vieron dar el gran salto a la banda: de tocar en recintos para menos de 2.000 personas pasaron a grandes festivales con artistas de la talla de Iggy Pop and The Stooges o Marylin Manson. Más allá de el éxito conseguido en los últimos tiempos, los Massacre siguen (sobre) viviendo gracias a labores extras (su guitarrista, Pablo Mondello, es Psiquiatra y ejerce su profesión, incluso el mismísimo Wallas que tiene desde hace años un skate-shop). Últimamente los seguidores de las viejas épocas no están muy contentos con que “su” banda, a la que siguieron durante años, forme parte del mainstream del rock, y figuren las grillas de mega eventos auspiciados por grandes empresas.
Eso sí, su música se mantiene inalterable ya que no hay discográfica que les exija dos o tres temitas por disco que no excedan los 4 minutos y que tengan un estribillo “ganchero” para sonar en las radios. Sus discos, en algunos casos, son piezas conceptuales que llevan un hilo conductor entre tema y tema; en otros casos son canciones más introspectivas, prácticamente es imposible encontrar letras con contenidos explícitos, suelen recurrir más a la metáfora (quizás sea esa la razón por la cual no logran ser populares).
Un claro ejemplo de bandas consideradas de culto en nuestro país, puede ser Pez. Banda que lleva 15 años de vida y 10 discos excelentes, según los periodistas de rock; aunque sus integrantes lamentablemente no viven de los discos que venden, ni del merchandising, ni de las entradas vendidas anticipadamente del tour de verano (de hecho en la pagina oficial del grupo se pueden ver los anuncios de clases de piano y batería a cargo de los propios músicos).
El caso de Cienfuegos es muy particular. Es una banda que se forma a principio de los 80’s -muy pibes, punks todos ellos. De repente uno de sus integrantes, Martín Aloe, emigra a España y otros dos, Sergio Rotman y Fernando Ricciardi, se van a tocar con los Fabulosos Cadillacs. Así y todo Cienfuegos nunca deja de existir, tocan cada vez que Aloe pisa suelo argentino (una vez por año con suerte…). Finalmente luego de 10 años de estar (semi) separados, Rotman decide abandonar a los Cadillacs en el mejor momento y dedicarse de lleno a Cienfuegos. Aloe regresó definitivamente de España e hizo lo mismo. Editaron cuatro discos desde el 97’ a la actualidad -ninguno de ellos baja de las tres estrellitas en la sección “critica de discos” de las revistas especializadas-, volvieron a los escenarios, a los sótanos, y el publico nunca fue ni será masivo, sin embargo cada vez que se anuncia una nueva presentación hay más personas que la ultima vez.
Sumo, en un principio, fue calificado como “esa cosa rara que hay que ver”. Imaginate: un pelado italiano que canta en ingles, un guitarrista no muy virtuoso, un bajista que apenas cumple con su función y una baterista mujer(!!). Vas a un show y de repente ese pelado sube al pequeño escenario acompañado por la banda, una guitarra y una cámara de eco; te hacen escuchar canciones de Joy Division (cuando vos no tenés idea de que se trata Joy División). La bola empieza a correr, los periodistas se interesan por ver de qué se trata eso y nunca terminaban de salir de su asombro al ver un nuevo show de Sumo. Cada noche era diferente, especial, “era como ver un partido de fútbol cuando Maradona estaba en su mejor momento, vos sabias que de un instante a otro algo superlativo iba a suceder, sólo había que estar atento” (Tito Fargo D’Aviero dixit). Luego, cuando Luca vuelve a Europa, todos piensan que se había terminado. Pero no, volvió con más instrumentos y nuevas canciones; Con una nueva formación, pero la misma energía y la fluidez sobre el escenario, Sumo logra consagrarse como una de las bandas más importantes y transgresoras del rock nacional. Tocan en el mítico Estadio Obras Sanitarias varias veces y se convierten en “estrellas” (aunque Luca nunca se creyó el cuento).
Hace unos meses una banda considerada de culto también llegó a Obras. Después de 20 años en la ruta y con grandes discos a sus espaldas, los Massacre se subieron al escenario como plato principal de la noche (ya habían tocado ahí, pero como soporte de otras grupos). Presentaban las canciones de El Mamut, su última placa, que cuenta con el apoyo de una importante discográfica (sino la número uno) de nuestro país. “El rock de culto llegó a Obras” fueron las palabras de Wallas.
A principios de los 80’ los integrantes de Massacre eran jóvenes rebeldes que pasaban sus tardes sobre el sakate buscando algún borde donde poder deslizar la tabla, o una piscina vacía para imitar los movimientos de sus ídolos, los Z-Boys. Los fans de Massacre Palestina vieron dar el gran salto a la banda: de tocar en recintos para menos de 2.000 personas pasaron a grandes festivales con artistas de la talla de Iggy Pop and The Stooges o Marylin Manson. Más allá de el éxito conseguido en los últimos tiempos, los Massacre siguen (sobre) viviendo gracias a labores extras (su guitarrista, Pablo Mondello, es Psiquiatra y ejerce su profesión, incluso el mismísimo Wallas que tiene desde hace años un skate-shop). Últimamente los seguidores de las viejas épocas no están muy contentos con que “su” banda, a la que siguieron durante años, forme parte del mainstream del rock, y figuren las grillas de mega eventos auspiciados por grandes empresas.
Por Luis Alderete
4 oyentes opinaron.:
Nunca escuché Pez y la verdad que me perdí la oportunidad de verlos cuando vinieron a Salta. Siempre escuché muy buenas críticas de la banda por lo que cada vez que nombran a Pez quiero escuchar lo que hacen para comprobar si es así pero después me olvido. Ahora que esta entrada de blog me lo recuerda, me voy a poner a investigar a ver que onda.
No me parece que la poca popularidad de ciertas bandas sea el resultado del rechazo de la gente hacia ciertas figuras retóricas como la metáfora. Es más, creo que a la gente eso le gusta. Hay muchas bandas populares que recurren a este tipo de recursos literarios: Catupecu Machu, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Cabezones, La Vela Puerca, La Renga, Soda Stereo, por nombrar algunas. Más bien, me parece que se relaciona con lo estrictamente musical. No es que yo tenga la mente más libre del mundo y sea menos prejuiciosa que el resto de la humanidad, pero hay mucha gente que está acostumbrada a las fórmulas musicales y les cuesta digerir los discos que impliquen un poco más de riesgo y creatividad. Yo escucho a músicos mucho más populares que Pez, como lo son Spinetta o Pink Floyd, y todavía hay gente que me pregunta cómo puedo escuchar esa música; me dicen que Spinetta es aburrido y que la única forma disfrutar a Pink Floyd es estando fumado, ja. Pienso que eso se debe a que estos artistas se juegan mucho más al componer música y es muy raro que compongan una melodía cuadrada. Igual, yo no puedo creer cuando la gente dice esas cosas, para mi “esa” música como dicen ellos es lo mejor que escuché hasta ahora. Yo creo que si abrimos un poco la mente y nos salimos un poco del molde que nos imponen, podemos descubrir cosas increíbles.
MUSIC IS A SAFE KIND OF HIGH (HENDRIX)
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Pondría a TOOL y A Perfect Circle como ejemplos de bandas de afuera
Y le recomiendo a todos pero en especial a romi que hablo de "melodias cuadradas" que escuche esas gigantescas bandas en especial TOOL (aunque APC es mas fácil de digerir para la mayoría)
coincido con spider... Tool y APC.... tremendas bandas... tremendos sonidos... altamente recomendable
Esas también son bandas de las que oí hablar pero que tampoco escuché… Parece que me estoy perdiendo de mucho, ja. Tendré en cuenta sus recomendaciones y después les cuento que me pareció.
Ah, una “gran banda chica” para mi es Vetamadre. Tienen que escucharla los que no la conocen bien. Y de Salta, me parece que La Forma hace cosas interesantes. Igual, al final, todo depende de gustos. No se puede ser objetiv@.
MUSIC IS A SAFE KIND OF HIGH (HENDRIX)
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