Si nos venimos a nuestro país, podemos encontrar como primer ejemplo de discos conceptuales, La Biblia, la segunda placa de Vox Dei, editada en 1971. El nombre lo dice todo: un disco que intentaba repasar... ¡la Biblia! en dos vinilos.
Más cerca en el tiempo (1975) encontramos la tercer placa de Sui Generis: Pequeñas anécdotas sobre las Instituciones. El disco en un principio se tituló “Instituciones” a secas, pero la discográfica no creyó muy conveniente que éstas se sintieran ridiculizadas o parodiadas por un grupo hippie; sobre todo porque -como bien nos recuerda Peter Capusotto- el hippie es puto.
Charly García es culpable de otro gran disco conceptual del rock argentino: el segundo y último álbum de La Máquina de Hacer Pájaros, llamado Películas. Corría 1977 y la dictadura militar instalada un año antes en la Argentina hacía que las canciones transmitieran una sensación de paranoia, miedo y desesperanza. “¿Qué se puede hacer salvo ver películas?”, “Esto no es un juego, loco. Estamos atrapados”, son versos que aún hoy dan cuenta del sentir de esos años. En 1994 y 1996 volvería a editar discos conceptuales, con La hija de la Lágrima y Say No More, respectivamente.
Un disco conceptual no necesariamente tiene que tener varias canciones o durar mucho. Puede ser un simple o un EP, como lo fue el editado en 1997 por Fun People y las She-Devils, El aborto ilegal asesina mi libertad, que en su momento trajo varios problemas a los dos grupos.
Fuego gris, la placa que Luis Alberto Spinetta editó en 1993, dispara la música que el flaco compuso especialmente para la película homónima dirigida por Pablo César. En este caso, el concepto, la idea del disco, se completa al ver el filme que no posee diálogos, sino que es la música (a la manera de otra película relacionada con el rock, The Wall) la que complementa a las imágenes a la hora de contar la historia.
Desde el 67, entonces, los discos conceptuales son moneda corriente no sólo en el rock. La idea se expandió a otros géneros musicales con diversa repercusión.
Se discute mucho en estos días de mp3 y ediciones digitales, acerca del futuro del disco como objeto. Si prospera la idea de editar las canciones sólo por internet, de a una o dos, cada tanto, los discos conceptuales corren peligro de extinción: un disco es conceptual por una temática común, un sonido que identifique a todas las canciones, pero además, por venir en una caja, con una gráfica particular y un orden de temas para nada azaroso, entre otros detalles.
Ojalá sigan existiendo. Y ojalá bajen los precios así todos podemos comprarlos y dejamos de llenar la compu con mp3 que suenan horribles y nunca escuchamos .
Más cerca en el tiempo (1975) encontramos la tercer placa de Sui Generis: Pequeñas anécdotas sobre las Instituciones. El disco en un principio se tituló “Instituciones” a secas, pero la discográfica no creyó muy conveniente que éstas se sintieran ridiculizadas o parodiadas por un grupo hippie; sobre todo porque -como bien nos recuerda Peter Capusotto- el hippie es puto.
Charly García es culpable de otro gran disco conceptual del rock argentino: el segundo y último álbum de La Máquina de Hacer Pájaros, llamado Películas. Corría 1977 y la dictadura militar instalada un año antes en la Argentina hacía que las canciones transmitieran una sensación de paranoia, miedo y desesperanza. “¿Qué se puede hacer salvo ver películas?”, “Esto no es un juego, loco. Estamos atrapados”, son versos que aún hoy dan cuenta del sentir de esos años. En 1994 y 1996 volvería a editar discos conceptuales, con La hija de la Lágrima y Say No More, respectivamente.
Un disco conceptual no necesariamente tiene que tener varias canciones o durar mucho. Puede ser un simple o un EP, como lo fue el editado en 1997 por Fun People y las She-Devils, El aborto ilegal asesina mi libertad, que en su momento trajo varios problemas a los dos grupos.
Fuego gris, la placa que Luis Alberto Spinetta editó en 1993, dispara la música que el flaco compuso especialmente para la película homónima dirigida por Pablo César. En este caso, el concepto, la idea del disco, se completa al ver el filme que no posee diálogos, sino que es la música (a la manera de otra película relacionada con el rock, The Wall) la que complementa a las imágenes a la hora de contar la historia.
Desde el 67, entonces, los discos conceptuales son moneda corriente no sólo en el rock. La idea se expandió a otros géneros musicales con diversa repercusión.
Se discute mucho en estos días de mp3 y ediciones digitales, acerca del futuro del disco como objeto. Si prospera la idea de editar las canciones sólo por internet, de a una o dos, cada tanto, los discos conceptuales corren peligro de extinción: un disco es conceptual por una temática común, un sonido que identifique a todas las canciones, pero además, por venir en una caja, con una gráfica particular y un orden de temas para nada azaroso, entre otros detalles.
Ojalá sigan existiendo. Y ojalá bajen los precios así todos podemos comprarlos y dejamos de llenar la compu con mp3 que suenan horribles y nunca escuchamos .
Por Federico Anzardi
4 oyentes opinaron.:
otro gran informe.......
buen informe
es verdad eso de q la musica q bajamos de Internet suena para el orto!!!
muerte al MP3
che fede, vas a estar toda la semana escribiendo informes y no vas a salir al aire?
Yo me adelanté un poco en el comentario que dejé en "Todo Tiene que Ver con Todo (Parte I) :) No sabía que tenía que esperar la Parte II para los discos nacionales.
Hablando de música argentina y de algunos músicos nombrados en esta nota, insisto en que el mundo se perdió y se pierde mucho al no conocer más a Luis y Charly.
Coincido con tu conclusión. Cómo no te vas a comprar un disco con un arte de tapa a la altura de los de Pink Floyd, o cuando los propios músicos de la banda hacen algo original como alguna vez lo hizo Pescado pero sobre todo cuando participan en su creación diseñadores, fotógrafos, dibujantes y artistas plásticos importantes como lo hicieron Liniers, Rocambole, Gatti, Ros, Warhol… Pero si siguen cobrando tan caros los discos, lamentablemente, mucha gente va a seguir optando por un soporte alternativo e ilegal. Además se cobran a un precio alto del cual se benefician en un porcentaje exageradamente más alto las compañías discográficas que los propios artistas, algo así como la teoría de la plusvalía y la acumulación del capital de Marx aplicada a la industria discográfica. Los músicos tienen que ganar por otro lado, por ejemplo con los shows. Así que siéntanse menos culpables cuando piratean un disco que no es independiente jaja… No, mentira… la piratería está muy mal :)
P/D: Che, yo también estoy un poco perdida ¿Qué pasó con el programa de Fede a la noche? La audiencia lo reclama.
MUSIC IS A SAFE KIND OF HIGH (HENDRIX)
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