Se equivocaron de nombre.

Ya no quedaba nada, sólo un puñado de minutos. La gente ingresaba al local con la ansiedad propia de un show.

21.30: Algunas personas esperando en la vereda.

21.35: Ya sólo quedaban promotoras y revendedores.

21.40: Grito del público. Los músicos subían a escena.

21.41: Nadie, pero absolutamente nadie, se imaginó un recital como el que vivimos.

Todo comenzó con un hit, con un sonido cuasi-clásico de la banda, como debe ser. El anticipo que escuchaste en Dínamo acerca del show era cierto. Un recorrido por las canciones de todos sus discos funcionaron como las llaves del viejo "Key-Maker" de Matrix Revolutions. Las puertas a las emociones. al pogo, al disfrute del sonido, y a sus letras se abrían con cada acorde.

Los que estuvimos presentes sabíamos que al volver a casa ibamos a tener todavía los oídos empapados de las buenas canciones de No Te Va Gustar.

¿Vale la pena enumerar los temas? ¿Vale acaso decir que el lugar era una bailanta? Creo que no.

No serviría de nada. Sería caer en un simplísmo, y eso me alejaría de la sensacional propuesta de NTVG. Aunque, pensándolo bien, eso de tocar en una bailanta era el mas claro anticipo de un show completo y variado en estilos. ¡Sí hasta por un momento nos permitieron escuchar a Luca y a los Redondos!

Lo llamativo para mí fué el coro. El público conocía la mayoría de las canciones (salvo las nuevas, las aún inéditas, claro está) Eso habla de sus seguidores, que escuchan sus discos y no sólo compran sus cortes o videos de alta rotación; eso hoy en día, en el público salteño, es absolutamente valorable. Fué tan llamativo para propios y ajenos. Así lo denunció (en el escenario) Emiliano Brancciari, vocalista de la banda.

Ojalá se repita. Ojalá los NTVG hagan ese mísmo comentario con otras bandas en distintos recitales, al mejor estilo "de boca en boca", porque esto de ver bandas internacionales aquí es, cuanto menos, bastante cómodo y placentero.

Por Guillermo Ramos.

Fotos: Violeta Gil.