Nadando en ese minestrón.




“Te vas a ir a cubrir el show del Indio. Salís esta noche.” Con esas palabras me desayuné el viernes.

Yo, que pensaba que nunca más iba a vivir la experiencia ricotera, me encontré a poco más de 24 hs. de vivirla nuevamente. Lo dicho, entonces: esa misma noche viajé a Córdoba; un bolsito, pocos viáticos (ejem…) y muchas ganas. La llegada a la Docta fue cerca de las diez de la mañana del sábado, el día del recital. Apenas me bajé del bondi me topé con el panorama esperado: cientos (¿miles?) de ricoteros en la terminal, tapados con las banderas por el frío que hacía. Además estaba nublado. Pero todos coincidimos en que era el clima ideal para vivir ese recital y todo lo que implica ("El calor es más reggae", me dijo una piba de Rosario en una curiosa definición).

“Todo lo que implica” significa hacer cola para sacar un pasaje, hacer otra cola para subir, conseguir el bondi para ir hasta Jesús María, un bondi demasiado lleno, por supuesto, con la mitad del pasaje viajando de parado; agitar en el cole, cantando las canciones del Indio y de su ex banda; molestar al chofer (“¡copate, chabón!”) que por suerte no se salió de su rol de conductor profesional; impregnarse de humos dulzones y, por fin, bajar en el pueblo para participar de la fiesta previa al concierto.

Todo en Jesús María funcionó para que la jornada salga bien, antes y después del recital. Desde las chicas paradas en la terminal repartiendo mapas para ubicarse correctamente (y no molestar a los vecinos, que no aparecieron por la zona de concentración de la gente), hasta los puestos de comida, bebida, remeras y mp3 dispersos en unos pocos metros. Faltaron más baños químicos, eso sí, pero a la gente le chupó un huevo (o sea, mearon en cualquier lado). El pueblo, de unos 40 mil habitantes, estaba totalmente copado por una cantidad igual o mayor de gente. Los vendedores locales se prepararon para ganarse sus buenos pesos para tirar hasta el próximo festival de doma y vaya si lo consiguieron (todo muy caro, che).

A medida que ibas caminando te encontrabas con gente de todo el país y el exterior. Los colectivos y combis formaban una hilera interminable que me hizo acordar a la tapa de un disco de Pink Floyd.

Una vieja estación de trenes sirvió como aguantadero principal para todos los ricoteros, que no paraban ni un segundo de cantar las canciones que emitían todo el tiempo (desde la mañana hasta la madrugada) algunos parlantes dispersos en el lugar. Era Creamfields de ricota. Sin botellas de agua, eso sí.

El primer recital que ofreció el Indio como solista, en 2005, en La Plata fue motivo de polémica gracias a que durante el concierto se encendieron bengalas y Solari no hizo nada para que las apaguen. A esta altura, ya nadie se sorprendió cuando muchos empezaron a encenderlas en plena calle, mientras cantaban las canciones que emitían los puestos. Fue volver a los 90.

Las puertas del Anfiteatro Municipal José Hernández se abrieron alrededor de las dos de la tarde. El lugar se fue llenando muy de a poco. La prensa local había informado que se esperaba un total de 25 mil personas. Se quedaron más que cortos. Una vez adentro te topabas con un escenario austero: instrumentos, amplificadores y nada más. Ninguna puesta en escena grandilocuente. Todos comentaban “no hay pantallas” porque no las veían a los costados del escenario. Pero nadie notó que las pantallas sí estaban, al fondo. Fue muy curioso que comenten eso, a juzgar por el resultado: pantallas de una definición de otro planeta, como casi no se vio nunca en nuestro país.

A las siete de la tarde el lugar ya estaba hasta las manos ¡y la gente seguía entrando! Los que llegaron últimos tuvieron que conformarse con instalarse a los costados del escenario. Imposible que esté más lleno. Evidentemente se equivocaron los que anunciaron que debido a la “poca repercusión” de Porco Rex por parte de la gente, Solari se iba a tener que conformar con un número reducido de asistentes a sus shows.


Para que la espera sea menos tediosa, la gente cantaba eufórica los cantos habituales de los conciertos ricoteros. Y también le dedicaron unas estrofas a los estafadores de los puestos de venta (“¡Bajá los panchos, la puta que te parió!”). Si afuera estaba todo caro, adentro directamente era preferible bajarse los pantalones antes de pedir algo. Una cerveza a $15...

La última hora de espera fue insoportable para todos los asistentes. El tiempo estaba con ganas de hinchar las bolas parece y se puso a pasar muy lentamente.

Finalmente, a las nueve y cuarto de la noche, quince minutos después de lo anunciado, las luces se apagaron y se escuchó la voz de Monsieur Sandoz (así se hace llamar el Indio en el último disco) anunciando: “Damas y caballeros: Los fundamentalistas del aire acondicionado”. La gente estallaba eufórica mientras una breve introducción musical iba pasando. Inmediatamente después, comenzó el show con “Pedía siempre temas en la radio”, la canción que abre "Porco Rex". La canción pareció ser parte de los himnos ricoteros de antaño, porque todo el Anfiteatro la coreó, acompañando a Solari y su banda.

Pongámonos de pie para hablar del sonido. Un lujo para nuestro mal acostumbrado rock criollo. Acompañado de una banda del carajo, donde se destacan el guitarrista principal, Baltasar Comotto y el bajista Marcelo Torres (ambos, ex músicos de Spinetta), el Indio arremetió con casi todos los temas del nuevo disco, mas algunos (pocos) del anterior, el debut de Solari como solista, “El tesoro de los inocentes”; y, por supuesto, con varios clásicos redondos.
Después de tres canciones del nuevo disco, Solari comentó: “Vamos a hacer una que justifique el viaje que hicieron hasta acá”. Inmediatamente después comenzó “La hija del fletero”, himno redondo de “Lobo suelto, cordero atado”, el disco doble del 93. Enseguida, “Tarea fina” provocó el primer gran momento de la noche.

La presentación de "Porco Rex" continuó en un gran nivel. Los temas nuevos fueron acompañados por animaciones en tres dimensiones, en tres pantallas que se fundían en una.
La primera parte del show terminó con “Bebamos de las copas lindas”, la canción que cierra el nuevo álbum. Luego de cinco minutos de intervalo, la banda volvió para continuar con “Nike es la cultura”, el tema número uno de “El tesoro de los inocentes”. En ese momento se produjo el único incidente de la noche. Solari recibió un golpe por parte de alguien que le tiró un zapatillazo y detuvo la canción para gritar enojadísimo. Después siguió directamente con otra y declaró: “Me sacás de onda con esto, y es al pedo, ¿entendés?” Estaba bravo el hombre.

Cuando les tocó el turno a “Ella debe estar tan linda”, perla de “Un baión para el ojo idiota” y (especialmente) “Me matan, limón!”, la noche se convirtió definitivamente en un "volver al pasado". Faltaban las piernas largas de Skay flexionadas tocando las melodías. Todo aquel que no vio nunca a los Redondos y estuvo en Jesús María puede dejar de sufrir por lo que se perdió. Es evidente dónde quedó toda la mística ricotera.

Había un rumor que afirmaba que Andrés Calamaro estaría en el escenario, tocando como invitado, tal cual sucede en "Porco Rex", precisamente en la canción "Veneno paciente". Y efectivamente, todos pensaban eso a medida que las canciones se sucedían y "Veneno paciente" no aparecía. "Bueno, la está dejando para lo último para presentarlo al Salmón", deciamos. Pero no aparecieron ni Calamaro ni "Veneno paciente". Algo raro, teniendo en cuenta que los Redondos (antes) y el Indio (últimamente) solían tocar todos los temas del disco a presentar.

El final del show comenzó con un himno infaltable en cada recital de Solari, y con una sorpresa: "Juguetes perdidos" y "El infierno está encantador esta noche" conmovieron como ninguna otra.

Después de "Flight 956", el hit de "Porco Rex", llegó el inevitable final: "Ji ji ji",(obviamente) el pogo mayor de la noche, con las luces del Anfiteatro ya encendidas.

El final fue glorioso, claro. Pero todos quedaron con ganas de más. Faltaron canciones. "El tesoro de los inocentes" es una canción que no puede ser obviada de la lista. Cuando leas esto, Indio, acordate para la próxima (?).

El show había terminado, pero la gente siguió la fiesta en el pueblo. Exactamente en el mismo lugar donde habían realizado la previa. Claro, que ya en menos cantidad y con (mucho) más frio.

La vuelta fue un verdadero quilombo, eso sí. Todos se querían ir a Córdoba. Y, te digo, que casi cincuenta mil personas se quieran ir en bondis que meten 50 personas cada uno, al mismo tiempo, producen un desastre. Ok, tampoco un desastre, pero la policía se puso densa con eso. Hinchapelotas. También... todos se querían meter primeros en las filas de los coles.

La gente que no se preocupaba por irse rápido se quedó a seguir gastando los pocos pesos que les quedaban, y arrasaba con todo lo que se les ponía enfrente: choris, milanesas, birras, gaseosas, etc. Los que pudieron entrar antes de que la policía cierre las puertas, se tiraron a dormir dentro de la terminal, al lado de las boleterías.

La vuelta fue igual que la ida: algunos sentados y otros parados, pero todos, absolutamente todos, durmiendo.

Gran concierto, gran experiencia que se va a repetir el 5 de julio en Tandil, provincia de Bs. As.

Sí, va a hacer más frio. Pero ahí vamos a estar.

Por Federico Anzardi. Enviado especial a Jesús María.

La transmisión de Dínamo.

Se armó una mini polémica debido a la transmisión en vivo que hizo la radio, el sábado. Algunos oyentes se enojaron porque no transmitimos el recital en vivo. El problema está en que eso, simplemente, no se podía. No estábamos autorizados, como medio, a realizar esa transmisión. Por eso hoy, desde el blog, tratamos de hacerte llegar todo lo que se vivió esa noche. Ojalá puedas ir la próxima. De lo contrario, te lo estaremos contando otra vez.

Lista de temas:

1. Pedia siempre temas en la radio.

2. Ramas desnudas.

3. Martinis y Tafiroles.

4. La hija del fletero.

5. Tarea fina.

6. Y mientras tanto el sol se muere...

7. Porco Rex.

8. Bebamos de las copas lindas

9. Un angel para tu soledad.

10. Nike es la cultura (hasta el primer estribillo porque le dieron un zapatillazo y dijo "pará" a la banda).

11 Sopa de lágrimas.

12.Te estás quedando siin balas de plata...

13. Ella debe estar tan linda.

14. Me matan, limón!

15. Pabellón séptimo.

16. El pibe de los astilleros.

17. Tatuaje.

18. ¿Por qué será que Dios no me quiere?

19. Vuelo a Sidney.

20. Tomasito, ¿podés verme? tomasito ¿podés oirme?

21. Nueva Roma.

22. Juguetes perdidos.

23. El Infierno está encantador.

24. Flight 956.

25. Ji Ji Ji.

3 oyentes opinaron.:

Anónimo dijo...

Excelente nota.

Anónimo dijo...

A la nota lo único que le falta es la fimra. La nota no está firmada. Diego.

DiegoS dijo...

Tenía muchas ganas de ir al concierto, pero ultimamante estuve pensando que los Show´s de Solari o Belisnson como los de otras bandas, tienen sólo valor nostálgico, a pesar que por ejemplo Porco Rex está muy bueno y podemos encontrar cosas nuevas ahí,la gente va a los shows buscando fundamentalmente "volver al pasado" como bien dice la nota. Buscando lo que ya no está. Debo confesarlo; nunca ví a los Redondos, pero ya no me interesa, ya pasó mi momento de verlos y su momento de revolución, son parte de la historia. Nada más vertiginoso que el Rock en este momento hay unos ignotos pibes tocando para 150 personas que la están rompiendo, ahí quiero estar yo.
Excelente nota.